El arte es un elemento muy atractivo tanto como instrumento de consumo para su admiración en exposiciones de museos y fundaciones como producto para las galerías, subastas y coleccionistas. Su peculiaridad es la de ser un activo tangible con un valor muy volátil que depende de unas normas de mercado específicas sujetas a variables como la marca de las galerías, la marca de los propios artistas y las de las entidades subastadoras. Un breve vistazo al libro “El tiburón de 12 millones de dólares” de Don Thompson nos ilustra el funcionamiento de la economía del arte contemporáneo y lo contextualiza con ejemplos muy significativos, no obstante el cometido de este artículo es dar una pincelada rápida sobre las inversiones en arte, patrimonio e instrumentos musicales.
Comprar una obra de arte, bien sea una pintura, escultura, un instrumento musical, orfebrería, joyas, o cualquier otro objeto de valor no solo cultural sino también económico puede convertirse en una operación arriesgada si no se es un gran conocedor del segmento de mercado donde se debe contextualizar esa obra. Por ejemplo, no es lo mismo invertir en una obra de arte contemporáneo de un artista emergente que invertir en una pieza impresionista del siglo XIX. Para poder realizar ambas inversiones es necesario conocer el arte de cada época y cómo actúa el mercado para cada caso en cuestión a día de hoy.
A través de subastas, galerías y marchantes podemos adquirir piezas cuyo valor de venta sea muy elevado pero que además conllevan el handicap de la conservación de dichas piezas (luz, humedad, temperatura). Es cierto tal y como indica Ana María Trigo en un artículo publicado en OKdiario que las obras de arte son un bien que se puede revalorizar y que además puedes tener el placer de disfrutar, pero debo añadir, siempre y cuando sepas el trato que se le debe dar a estos bienes y las distintas maneras de protegerlos. Las medidas de conservación son primordiales, sin embargo también hay que prever los robos, daños accidentales, hurtos, expoliaciones, depreciación (si fuese necesario) e incluso la pérdida de beneficios.
Sin embargo, pese a todo lo que reivindicamos la cultura hoy en día, la mala calidad cultural está más presente que nunca. Tienen éxito artistas cuyas obras no tendrán valor en 10 años y se impulsan iniciativas que en muchas ocasiones están vacías y solo sirven para llenar los huecos de una sala de exposiciones, de un teatro o de la agenda cultural de una institución. Con todo esto, parece que nos hemos quedado sin creatividad para levantar el interés cultural de los consumidores y sin ganas para fortalecer la economía del arte. Vendemos arte caro y de mala calidad y estamos distorsionando el paladar artístico de nuestros hijos.
Esta reflexión me lleva a pensar si existen nuevas formas de inversión dentro del mercado del arte que ayuden a levantar el sector tanto culturalmente como económicamente. Mi búsqueda de información sobre inversiones en arte me condujo a los fondos de inversión, en los cuales pienso como una gran iniciativa para adquirir activos de gran calidad, conservarlos adecuadamente ya que el crecimiento del fondo depende en cierto modo de que los activos estén sanos y que además, se garantice su revalorización tanto económica como cultural. Me sorprendió en esta búsqueda hallar hace unos meses un artículo en FundsPeople comunicando que se estaba poniendo en marcha el primer fondo de inversión de arte en España. Entre los activos de inversión el 50% de la cartera estaría invertida en patrimonio artístico o grandes maestros el 30% en arte vanguardista y un 20% en arte emergente; de esta manera se diversifica el riesgo. Sin embargo, veo dentro de estas clasificaciones generales excluida la inversión en instrumentos musicales (a menos, claro está, que se consideren como patrimonio dentro de ese 50% de activos más estables).
Son millones los alumnos que cada año comienzan su carrera en los conservatorios profesionales y en los conservatorios superiores y no nos percatamos de que, aunque no todos los instrumentos entren dentro de la calificación de piezas de arte, los que sí lo hacen no solo no pierden valor, sino que su tasa de revalorización anual es considerablemente elevada. La media anual de precios de Antonio Stradivari asciende a una tasa de 15,4%, Nicolo Amati tiene una tasa del 8,6% y Guadagnini tiene una tasa de crecimiento anual de 9,5%. Los instrumentos musicales, no solamente son una inversión rentable, sino que son una inversión considerablemente segura. Como toda pieza de arte, un instrumento tiene sus particularidades específicas; la madera es un material altamente higroscópico y además, un instrumento no es una pieza de arte que se observe, es una pieza de arte que se utiliza, además de todos los inconvenientes que antes he mencionado y por los que es necesario un seguro para instrumentos musicales.
Para constituir un fondo de inversión se necesita un capital de 2.400.000€, cien accionistas, designar una sociedad gestora y designar un depositario. Cuando hablamos de fondos de inversión con activos tan delicados como obras de arte, patrimonio e instrumentos musicales es necesario que el propio fondo cuente con un seguro que proteja esos activos de tan estimado valor, así como el riesgo que conlleva la pérdida de beneficios que supondría la depreciación o la desaparición de alguno de esos activos. El hecho de que un fondo invierta en este tipo de activos también es una acción que repercute directamente en el desarrollo cultural, ya que dichos activos no quedan aislados, sino que pueden seguir estando expuestos para disfrute del consumidor (igual que se actúa en el caso de la exposición de una colección privada) y en el caso de un instrumento musical puede adquirir revalorización cediéndolo a un músico de prestigio.
El sistema financiero siempre ha sido un gran gigante y el arte por su parte un segmento que otorga clase, gusto y cultura, por ello estoy segura de que la actuación de ambos sectores en conjunto no solamente es un espolón para la economía a través de piezas de valor artístico e histórico, sino que también nos muestra un sector artístico y cultural serio y comprometido cuanto a su patrimonio.

Excelente artículo, muy completo.