Existe una poderosa atracción que el dinero ejerce sobre los seres humanos y que se caracteriza por una sed constante por tener más, como si una vez que lo hemos ganado fuese a desaparecer. Ganamos dinero de muchas maneras, pero aquí me interesa señalar solamente a aquellos que viven de comprar y vender arte, sean artistas, galeristas, marchantes, casas de subastas, asesores especializados en arte, etc. Sin embargo, en mi opinión, las galerías de arte son las que más dificultades deben salvar para poder subsistir con su actividad.
Para hacer un mapa de la situación, existen dos maneras de trabajar para las galerías de arte: la primera es ganando una comisión sobre la venta de las obras de arte de los artistas a los que representa y la segunda es comprándole al artista su obra para poder revenderla después. Como antes he mencionado, el dinero, causa sed y como todos tenemos que vivir, evidentemente el artista también quiere cobrar y paga facturas como todos, por lo que cuando una galería se decide a vender la obra de un determinado artista, por lo que tengo entendido, generalmente, lo compra.
Las transacciones de bienes sin embargo, además de ser lucrativas por el margen comercial, también implican el pago de algunos impuestos. Uno de los impuestos más importantes y polémicos es un impuesto que pagamos todos los consumidores: el IVA. Así pues, cuando el galerista le compra al artista su obra, el profesional paga el valor de la obra más un 10% de IVA, sin embargo, cuando este vaya a revender la pieza, soportará un tipo porcentual del 21%.
Esto es así porque actualmente en España aunque el tipo general es del 21% existe un tipo reducido del 10% que se aplica en estos casos cuando el vendedor de la pieza es su autor, sus derechohabientes o un no profesional. Asimismo, este tipo porcentual también se aplica para las importaciones de arte, sea quien sea el importador y para las adquisiciones intracomunitarias siempre que el vendedor sea el artista o bien un profesional distinto de un revendedor.
Otra particularidad reside sobre los vendedores de arte que se acojan al régimen especial de bienes usados, objetos de arte, antigüedades y objetos de colección, ya que en este caso el tipo impositivo no recae sobre el valor de la obra, sino sobre la ganancia obtenida sobre la misma. De otra parte, si la venta fuese entre particulares el impuesto aplicable es el de transmisiones patrimoniales que se encuentra cedido a las comunidades autónomas.
Todo esto sería nuestro panorama nacional respecto a la compra y venta de arte, pero, ¿qué hay del panorama internacional?. Me centraré en nuestros vecinos europeos. Actualmente el IVA general de los países miembros de la UE ronda desde el 15% hasta el 27%, sin embargo, una nueva directiva adaptada el pasado 2022 implicará que el tipo porcentual general del IVA aumente hasta el 20% para todos los países miembros y esto efectivamente afecta al mercado artístico.
Antes del brexit, Reino Unido gozaba del mejor tipo porcentual de IVA reducido cuanto a obras de arte se refiere: un 5%. En estos momentos es Francia quien lleva ventaja en este terreno con un 5,5%. La directiva europea, por lo que he podido leer plantea un tipo porcentual general que ascienda al 20% y un uso de un IVA reducido para algunos productos y servicios que como mucho se reduzca al 5% y permite un tipo más bajo del 5% para un determinado producto o servicio y una exención.
Como es evidente, esta medida no ha agradado a nuestros vecinos franceses que alegaban desconocimiento al respecto y reclamaban que no se hubiese solicitado el asesoramiento de expertos del sector, sin embargo en mi opinión esto hace una tabula rasa para todos los países de la UE, aunque estaría por ver como quedaría el mercado de cada país y de la UE en conjunto, posicionado respecto a Estados Unidos, China o Suiza.
Evidentemente, además de dinero, el arte mueve pasión y vocación; muchas veces no es una de las profesiones más lucrativas del mundo, ya que es un pastel en general bastante bien repartido y abrirse paso en este ámbito es tremendamente duro. El arte hay que estudiarlo y en este caso, también venderlo y para ello es necesaria una dosis de conocimiento sobre la materia en cuestión, resistencia para soportar los tsunamis, inesperados o no, que azoten al negocio y una buena dosis de pasión.
Hoy rompo una lanza a favor por todos aquellos profesionales del sector que cada día pelean por seguir manteniendo y haciendo crecer sus negocios, sea el propio artista el que se autopromocione (lo cual no es tan habitual), el marchante, galerista o asesor. Bravo por su resiliencia.
wow!! 34VALENTIA EDETANORUM: CONFORMACIÓN DE LA CIUDAD ROMANA