El encanto de lo inmaterial

¿Cuántas veces el arte o lo que hacen los artistas ha logrado desconcertarnos? Estoy segura de que hasta el más entendido en la materia, hay ocasiones en las que duda de aquello que entiende y simplemente se ha dejado guiar por esta sensación que nos dice «esto va a funcionar».

Salvatore Garau ha conseguido vender una obra de arte inmaterial por 15.000 € que ha sido subastada por Art-Rite, esa es la noticia. Estoy absolutamente segura de que a mucha gente le indignará, otros no lo entenderán, habrá gente a la que le haga gracia y otros pensarán que es un enfoque brillante. De entre todas estas posibilidades, a mi me ha llamado la atención el hecho de que tanto su escultura inmaterial, como su buda en contemplación me hayan hecho acordarme de una película llamada «The Square» de año 2017, de nacionalidad sueca, dirigida por Ruben Östlund.

Desde luego también recuerda a la provocación del urinario de Duchamp, o a la provocación del Caravaggio con su virgen muerta cuando utilizó a una prostituta como modelo y además enseñó al público sus tobillos, o tal vez a «Almuerzo en la Hierba» de Eduard Manet, cuando una mujer desnuda acompañaba a dos hombres vestidos en una escena cotidiana sin ninguna connotación clásica. Hay muchísimos referentes de artistas provocadores a lo largo de la historia del arte, y sin embargo, lo primero que me ha venido a la cabeza al ver esta obra de arte inmaterial, es la película dirigida por Östlund.

“Si queréis salir en prensa, necesitáis crear controversia”, se dice en una de las reuniones que tiene el personal del museo representado en la película con el equipo de comunicación que contratan.

El largo gira en torno a una obra de arte que es un cuadrado sin nada dentro, pero que representa un espacio en el que se ponen de manifiesto los valores de la ayuda y el respeto mutuo. Desde luego, nada tiene que ver el concepto con el que este cuadrado, que apenas se visualiza en toda la película, se relaciona, con el contenido y la intención de las obras inmateriales de Garau. En “The Square”, la obra es un espacio en el que suceden cosas, toda la película en sí misma, gira en torno a las cosas que se suceden como si el propio material cinematográfico fuese el cuadrado donde sucede la acción.

Las obras inmateriales de Salvatore Garau son totalmente diferentes, porque no expresan acción sino que manifiestan el ser, sin estar realmente, o tal vez solo aparentemente. Aquí es donde nuestra imaginación demuestra cómo es posible utilizar una misma idea: un cuadrado, un trozo de espacio, para decir cosas muy diferentes… aunque en esencia, siga siendo lo mismo, un cuadrado, un trozo de espacio.

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